Un día en Estambul,
suena a tiempos antiguos... A historia y arte.
A otros nombres, a otras civilizaciones...
Cielos y nubes con minaretes en el horizonte.
Suena a gentes curiosas, entre ruidosas calles
entre bazares
y aromas de oriente.
Té, jengibre y dátiles,, piedras preciosas y aceites.
Navegamos por el Bósforo, impregnándonos de
los azules y blancos del agua, el mar y el paísaje
desde la popa del barco... hasta Asia,
al encuentro de las corrientes y de la inmensidad
del mar Negro.
A la vuelta y sin parar, mística sufí. Sin darnos cuenta,
nos envuelve el amor, la paz, entre sus danzas y músicas
acompañada de canum y voces sufís.
y mientras saboreábamos una cena turca,
ideamos nuestro plan para el día siguiente.
Entre cojines y narguile a la luz de las estrellas,
la noche se iba...
Soraya
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