En el pentagrama del cielo traza una golondrina
la fuga del ocaso.
El cuerno de la luna deshilacha sin tregua los flecos de la tarde
y una cima de oro abre su entraña rota
a cualquier soledad.
El corazón abierto busca el latido insomne
de una vida gemela
Calderón vesperal!
Los castaños floridos con batutas de jade
dirigen la sonata.
Ahora es el adagio, mañana el clarín del allegro
vencerá luminoso los remilgos del alba.
Mientras, llueven pedazos de cielo desteñido
sobre el hocico manso del monte verdirrosa.
Una espiga de luz va sembrando cosquillas
en el lomo cansino y triste de las horas.
Calderón vesperal!
Los castaños floridos con batutas de jade
dirigen la sonata.
Ahora es el adagio, mañana el clarín del allegro
vencerá luminoso los remilgos del alba.
Mientras, llueven pedazos de cielo desteñido
sobre el hocico manso del monte verdirrosa.
Una espiga de luz va sembrando cosquillas
en el lomo cansino y triste de las horas.
Ernestina de Champourcin
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